1 de diciembre 2012
Clase sobre el "derecho a la resistencia" en la Puerta del Sol |
La calle es el lugar que toma el protestante. Ya sea para invadirla, para
inundarla, para llenarla de acampadas o grafitis... y, cuando aquello que se quiere
defender es la educación, para impartir clases. La enseñanza se defiende
enseñando, dicen. Así, este miércoles algunos tutores han tomado el camino de
los antiguos griegos y, siguiendo la iniciativa #lacompluenlacalle, han llenado
Madrid de ágoras impartiendo sus clases en lugares públicos e invitando a
cualquier ciudadano a sentarse a escuchar y aprender.
Los alumnos han
cambiado los asientos por los adoquines, los bancos y los poyetes; las “aulas”
se han llenado de bufandas y narices enrojecidas por el frío de finales de
noviembre. Pero, por un día, el paseante se ha convertido en oyente
universitario de forma más fácil que nunca. La lista
de clases ha sido amplísima y variada; podías asistir a una charla sobre la
violencia de género por la mañana, aprender sobre la Guerra Civil al mediodía, decantarte
por un análisis sobre Passolini antes de comer, unirte a una clase de danza
después de la digestión y acabar realizando una exploración neurológica a
perros o debatiendo sobre el arte del grafiti al final de la tarde. En Sol, una
charla sobre el “derecho de resistencia” fue posiblemente uno de los debates
más ilustrativos de aquella jornada que, sin duda, ofrece todo un ejemplo de
lucha alternativa.
Clase de danza en la plaza de Ópera |
También fue larga
la lista de los lugares cedidos. Muchos grandes centros culturales, como la Casa Encendida o el Círculo de
Bellas Artes, han ofrecido sus espacios pero también lo han hecho otros centros
como la sede de Ecologistas en Acción, espacios autogestionados (La Morada, La casa del Barrio
de Carabanchel…) o incluso cafés y librerías donde normalmente ya se dan
conferencias, como Traficantes de Sueños. Pero, a pesar de que todos éstos
sitios tenían la virtud de proteger del frío y el ruido exterior, no podemos
negar que tiene mucha más poesía dar una clase en los lugares abiertos: la
cuesta de Moyano, la plaza de Ópera, el Paseo de Coches del Retiro, el puente
de Juan Bravo... Todos estos lugares se han llenado de conferencias por un día. Ante la coincidencia de
horarios y la imposibilidad que tuvo cualquier individuo no omnipresente de ir
a apenas dos o tres clases, un usuario de Facebook dice:
<<(…)Lo maravilloso es que resulte
imposible asistir a todas. De eso va la universidad, lo que pasa cada día en la
universidad: de un continuo haber miles de clases y que sea inconmensurable e
inabarcable el asistir a todas. Habrá que disfrutar de todas las posibles.>>
Clase de exploración neurológica con pacientes caninos en Plaza de España |
Aprender para protestar
La idea de una
ciudadanía educada es cada día más revolucionaria, especialmente ahora que las
élites del poder pretenden, según opinan muchos, restringir la educación sólo a
unos pocos. Muchos juzgan las medidas en educación del ministro Wert como un
retroceso que hay que detener, para lo cual existe toda una plataforma (Stop Ley Wert) para detener una ley considerada antidemocrática, excluyente y que antepone los mercados a las personas. La iniciativa del miércoles pretendía, por su parte, poner en el punto de
mira el “tasazo” o subida desmedida de las tasas (“Mi máster ha pasado de 1.400
euros a 4.000”,
me contaba una estudiante ayer mismo, en un caso cada vez más habitual), que hace que
muchos alumnos se
vean obligados a retrasar o posponer sus estudios universitarios.
Además, se protesta
por los recortes presupuestarios ejecutados, en este caso, por la Comunidad de Madrid. La Complutense tendrá el
año que viene 250 profesores menos y 47 millones de reducción en su
presupuesto. La Comunidad culpa al antiguo rector de despilfarro, y, mientras se pasan la pelota de unos a
otros, los jóvenes lo pagan. Peligra, entre otras cosas, la
siempre maltrecha investigación, en la que todos los expertos recomiendan
siempre invertir de cara al futuro.
La iniciativa ha
tenido, en fin, una gran acogida y, especialmente, ha sido aplaudida como una gran idea.
Opinadotes en Twitter y Facebook han sido unánimes. Uno de ellos creía que “este
gobierno está consiguiendo algo histórico: que no sólo los trabajadores más
humildes salgan a la calle”. A modo de ironía, otro decía: “Sinceramente, no sé
si es buena idea. Los de la PP
pueden interpretar que en la enseñanza actual no se necesitan pupitres, ni
encerados, ni proyectores, ni laboratorios, ni calefacción… y justifiquen todo
recorte en esa línea”.
Ha sido, en definitiva,
una buena iniciativa que debería repetirse y extrapolarse a otras universidades
de toda España… sin olvidar, eso sí, que la enseñanza gratuita no es un
privilegio del que se pueda disfrutar un solo día: Todos los días del año hay
charlas, conferencias, jornadas, pases de cine, etc., ofrecidos por los centros que participaron de esta iniciativa, y muchos otros centros. Y, como siempre, uno puede ir
de oyente a cualquier clase universitaria. El aprendizaje está ahí, sólo hay
que ir a buscarlo. Defender la educación reside, también, en querer recibirla.
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Artículo y fotografías de Diana Moreno
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