Todo parte de la pregunta: ¿qué sucedería si desapareciera un cadáver de
un depósito? Así empezó a imaginarse la que ahora es la prometedora cinta de
estreno El cuerpo, un thriller policíaco ambientado en uno de
los escenarios más inquietantes imaginables: un instituto forense. La película,
que inauguró Sitges y ha recibido varios premios, ha sido la ópera prima del guionista de Los ojos de Julia, Oriol Paulo. ¿El
argumento?: las pesquisas policiales en torno a la desaparición del cuerpo de
una mujer poderosa, recientemente fallecida a causa de un paro cardíaco y
rodeada de misterio.
En su preestreno este miércoles en la Facultad de Ciencias de la Información, con un
público de estudiantes y alumnas que expresaron su fastidio por la no presencia
de Hugo Silva, el director ha contado algunas curiosidades del rodaje (dificultades
como la iluminación nocturna o el congelamiento de la lluvia artificial debido
a una helada) y ha citado a Tornatore y Sospechosos
Habituales como cintas referentes para hacer esta película.
Pero, si uno se fija, se pueden ver en ella otras muchas referencias, generalmente
bien traídas: tanto literarias (los crímenes de Christie, las pesquisas de
Highsmith, la narcolepsia de Poe…) como cinemátográficas: en especial, Hitchcock,
pero, quizá un poco autosugestionada, yo he llegado a ver también a mis
preferidos: la aguja-chute de Tarantino, una historia de infidelidad a lo Woody
Allen, una escena final arbolada que me recuerda a los Coen… ¡e incluso el baño
de Transpoitting! Añadiendo también,
por supuesto, la ambientación y recursos
de algunos referentes del género de terror, en el que el guionista ya buceó
colaborando con Los ojos de Julia.
Tesis es el largometraje que marca, según Oriol Paulo, el antes y el
después del cine de género en España: una cinta que mezcla el suspense con lo
macabro, como también hace este El cuerpo.
Hay que decir que, aunque el cine negro no es el más representativo de la
filmografía patria, sí parece haber cobrado
interés de unos años a esta parte con títulos como La caja 507 o No habrá paz
para los malvados, pero realmente ha existido siempre. Partiendo de cintas
policíacas de los años 50 como Apartado
de correos 1001 o Brigada Criminal,
pasando por los thrillers quinquis (Perros callejeros) o bucólicos (La noche de los girasoles), y llegando a
otros referentes como Nadie hablará de
nosotras cuando hayamos muerto… el cine negro ya es una parte, cada vez más
aplaudida e incluso taquillera, de nuestra filmografía.
José Coronado en El cuerpo. elcomercio.es |
El elenco es una de las
bazas en las que más se apoya la cinta.
Cabe preguntarse cómo un director novel consiguió ese equipo de actores. Lo
explica de forma simple: “Tú tienes el guión, y soñar es gratis: `yo quiero a
Coronado, a Belén Rueda…´ Te dicen que sí, y flipas”. En la práctica, Coronado
es el que mejor funciona. En un papel de policía atormentado, Oriol Paulo
justifica su encasillamiento en papeles similares debido a que “demuestra
autoridad”, y añade que es uno de los actores más accesibles del país. El pelo que
lleva en la película es uno de los temas-chascarrillo preferidos: al parecer
Coronado empleaba horas en alisarse ese look
con el que el director pretendía buscar “anacronismo y que oliera a naftalina”.
Sus compañeros están correctos: Belén Rueda, que parece estar
haciéndose un hueco dentro del género, está bien, tampoco genial, en su papel
de la mujer poderosa, caprichosa, manipuladora y de un humor desubicado (que,
suponemos, esconde su lado vulnerable); Hugo Silva soporta mucho más peso del
que puede y la joven actriz Aura Garrido cierra, con una actuación interesante,
un conjunto de personajes bien
construidos y a cada cual más hermético e inquietante.
Aura Garrido y Oriol Paulo. Imagen de Aullidos. |
Quitando el reparto estelar, la cinta tiene otra papeleta para llegar
a ser exitosa: es fácil de ver. Así de simple. Parte de un inicio muy
interesante, una buena ambientación. Una premisa muy sencilla, un estilo clásico,
un progreso que atrapa en todo momento y sin dar respiro. Con un punto
sorprendente y no demasiado tópico, lo cual se agradece. Hay una historia de
amor (la de Rueda-Silva) del todo atípica y sin química de por medio,
pretendidamente alterada en sus roles -incluso la forma de asesinar de él es
femenina-, para lo cual el director contó
con el punto de vista femenino de la coguionista, Lara Sendim. Hay un
desarrollo en ocasiones forzado, con pistas que aparecen de la nada y algún que
otro agujero. Algunos ruidos-sustos muy típicos, alguna escena truculenta. Muchos
(pero que muchos) flashbacks. No
puedes evitar verla temiendo en lo más hondo que el final te decepcione. Pero
el final -aunque algo precipitado- sorprende.
El mayor acierto es cómo el guión maneja al espectador. La película, como los buenos filmes negros,
es tramposa: el director lo llamó “trucos de los magos” que te hacen mirar a un
lado mientras que la pista está en el otro. Una de las claves de la
película es el desarrollo del misterio, las pistas falsas, los numerosos
elementos (como la copa de vino o el veneno)… y la forma, en definitiva, de
manipular el poder de la sugestión, que agradará a todos los rastreadores de
pruebas, escrutadores de huellas, detectadores de mentiras y fanáticos en definitiva
de las historias de detectives.
Belén Rueda en una escena de El duerpo. Imagen de Diario de cine. |
La película, arropada por Antena
3, un gran despliegue publicitario, estrenos por todo lo alto, avances
exclusivos en varias cadenas y el apoyo ineludible de su gran reparto,
promete ser un éxito en taquilla. Una de las actrices de esta película
producida íntegramente en España, Aura Garrido, se permite defender el cine
patrio y quejarse de su mala distribución, asegurando que “si viéramos más cine
español, tendríamos menos prejuicios hacia él”. Desde luego, si hay una
película que no se encuentra entre las más maltratadas por la distribución es este
El cuerpo, que se estrena hoy en prácticamente todas las salas de cine madrileñas.
En todo caso, está claro llegar a recibir semejante apoyo publicitario y de
elenco no es algo que le suceda a todas las óperas primas: es necesario, en
primer lugar, contar con una buena historia.
Artículo de Diana Moreno
Gracias por tu crítica. La verdad es que tiene buena pinta. Habrá que ir a verla.
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