2 de febrero, 2013
Fotografía de Álvaro Minguito de las protestas del jueves en Génova |
Desde que el
pasado jueves el diario El País publicara
los supuestos cuadernos de Luis Bárcenas (en los que figuran pagos en negro
a altos dirigentes del PP entre los años 1990 y 2008), poniendo en duda el “no me consta” con el que todos los miembros del partido se han desentendido
del asunto, la gente ha incendiado las redes sociales y la calle. Sin demasiada sorpresa, pero con mucho enfado.
El mismo día 31,
una manifestación planificada sobre la marcha y convocada por las redes sociales reunió a unos
miles de personas en Génova. ¿Los mensajes más coreados?: “dimisión”,
“presidente, delincuente” y “yo también quiero un sobre”. La protesta se ha reproducido los días siguientes en las calles de Madrid y de Barcelona:
todo un éxito ante la espontaneidad. Un signo muy claro del hartazgo general.
Paralelamente, la
protesta se desarrolla también en las redes, donde hacía mucho tiempo que un solo tema no ocupaba tanto espacio y generaba tanta polémica. El mismo día del “Bárcenasgate”,
Twitter se convirtió en una auténtica hormigonera con todos los TT acaparados
por el caso Bárcenas (hagstags como #lospapelesdebárcenas, #pelisconbárcenas, #QueHableRajoy, #RajoyDimisión…), dos de los cuales
resultaron Trending Topic mundial. Aparte, hubo alguna acción original, como los “ataques con sobres” a
la web de Facebook del Partido Popular. Y, por último, la iniciativa de la
página Change.org pidiendo la dimisión de los altos cargos implicados en el
escándalo, recogió en un día unas 325.000 firmas, más de 500 por minuto: la propia web reconoce que es la petición que más rápido ha crecido desde que se creó.
Fotografía de Álvaro Minguito de las protestas del jueves en Génova |
Y, de frontera para fuera, el escándalo, que de momento sólo es presunto, ya ha
aparecido en muchos medios
extranjeros: Prestigiosos periódicos como El
International Herald Tribune o Le
Figaro se han encargado ya de mostrar al mundo la imagen cada vez más
ensuciada de nuestro país y su élite dirigente.
Los firmes defensores
A pesar de que el
enfado popular es masivo y no viene de nuevas, los políticos siguen defendiendo
su buen hacer, pasando del “no me consta” a un no más rotundo. Hoy, Rajoy ha
negado todo en una rueda de prensa sin
preguntas y, por su parte, Montoro, adalid de la polémica ley de amnistía
fiscal, aseguró que Bárcenas no se ha beneficiado de ella para blanquear los
once millones de euros. En actos de suprema triquiñuela discursiva, Montoro ha
llegado a decir que si aparecen estos escándalos es precisamente porque el
sistema judicial funciona. Cospedal, por su parte, ante la evidencia de que varios pagos de la lista han sido
reconocidos, aseguró que eso no quería decir que la lista completa fuera
cierta, alegando que “en los papeles cabe todo: la verdad y la mentira”, y cosas de este estilo. Si
para algo sirven estos escándalos es para realizar un verdadero estudio sobre la
dialéctica manipulativa de nuestros políticos.
Portada de la Razón del día 1 de febrero.
En Twitter comentan: <<Se ha mojado poco. Podría haber sido: "Los
Rojos contra España".>>
|
Mientras, por
supuesto, varios medios siguen
defendiendo al PP y su inocencia. Como es de imaginar se ven obligados a
hacer verdaderos malabarismos para ofrecer al suceso que tanto afea a su
partido el mínimo caso posible, una misión difícil estos días en los que el
escándalo llena los telediarios. La
Razón, por ejemplo, se aferra a la versión de la
conspiración. Pero ni siquiera las páginas de su versión digital se salvan de los comentarios de
lectores enfurecidos:
<<¡Ladrones! Os han
pillado con las manos en la masa. Sois como todos. Pensaba que Rajoy era un
hombre honesto, ahora veo que estaba equivocada.>>
<<(…)
les pido que no hagan el ridículo defendiendo lo indefendible. Vale, nos han
engañado a todos. Aceptémoslo.
Quienes
creyeron en ellos no son culpables y no tienen por qué defenderlos ni
disculparlos. Los corruptos son ellos, no les sigamos el juego de sus ridículas
disculpas. Esto ya no sirve.>>
¿Y en las redes
sociales? Frente a la indignación casi masiva, los defensores son pocos y
resultan bastante vapuleados. Sus argumentos suelen ser idénticos: la fe ciega
al partido apoyada en acusaciones de corrupción del PSOE. Por ejemplo, este mensaje encontrado en
la página del PP, que tiene un centenar de respuestas (y ninguna de alabanza, precisamente):
En Twitter, el
nuevo hagstag aparentemente lanzado
por el PP, #YocreoenRajoy, es utilizado de forma masiva a modo de ironía.
Cuesta encontrar a alguien que no se dé el lujo de despotricar contra el Gobierno en la red social, y que no dé por hecho que la supuesta corrupción es cierta. Algunos pocos tuiteros (la mayoría militantes o periodistas en medios afines)
apoyan al Gobierno usando como argumentos la presunción de inocencia, el desvío de
acusaciones al bando socialista o equiparando la protesta con la
desestabilización del país:
John
Green Eye El PP
nunca ha sido condenado por financiación ilegal, no todos lo pueden decir. #YocreoenRajoy
María
Delicado Ruiz ¡Zapatero!
Jamás has dado explicaciones sobre el Caso Faisán o el Caso Campeón. ¿Cómo va
el tema?
Luis
Salom Andres Dice Rubalcaba que "vamos a gobernar
muy pronto"... Esto cada vez APESTA MÁS A 11M, el asalto al poder
"como sea".
Jose
Gervas Rodrigue Unos partidos decentes y democráticos
darían su opinión sin estridencias y sin movilizaciones a la espera de que se
pronunciase la Justicia.
Jaime Núñez Cabeza #YoCreoEnRajoy,
en su honradez y buen gobierno. Los que intentan desestabilizar España no se dan
cuenta que ellos mismos se perjudican.
En qué deparará
todo esta polémica, está aún por ver. Al parecer está todo en manos de la
justicia, en la que los ciudadanos tampoco
confían demasiado debido a su gran cercanía al Gobierno popular. En todo caso, lo
único seguro es que no hay más que ver el revuelo de la web para saber que la gran mayoría de españoles, salvando aquellos con
intereses propios en mantener este sistema político, espera que este escándalo
desemboque en un verdadero cambio de rumbo.
Artículo de Diana Moreno
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